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La Inteligencia de los Perros

  • Foto del escritor: Yapan
    Yapan
  • 23 dic 2022
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 26 jul 2023

Hay muchas formas de medir o considerar la inteligencia animal, y es que la definición de inteligencia no tiene consenso en la comunidad científica, unos la definen como la capacidad de resolución de problemas, otros como la capacidad de creación o utilización de herramientas o estrategias adaptativas a la especie, la capacidad de imitación, la capacidad de tener pensamientos abstractos y sentimientos complejos, la intuición o insight, otros diferencian entre inteligencia emocional, social, sensorial… o lo relacionan directamente con la biología y el porcentaje de neocortex del cerebro que posee cada especie, siendo un 90% en la especie humana y un 3% en la canina, la proporción fisiológica de la parte dedicada a la cognición en el cerebro de los mamíferos.


Perro con gafas

Sea como fuere, nuestros perros suspenden en cualquier acepción de inteligencia que se quiera adoptar como premisa. Los perros son animales muy simples desde un punto de vista científico y objetivo, aunque nuestra percepción personal, las experiencias que vivimos y la interpretación que hacemos de la convivencia directa con ellos, unido al desconocimiento científico promovido por estudios tendenciosos y mal elaborados nos haga pensar lo contrario.


Un perro no puede imitar comportamientos aunque así lo parezca en programas de entrenamiento como “Do As I Do” (Haz lo que yo hago), son meros comandos gestuales y comportamientos entrenados por aproximación, como se enseña cualquier comportamiento intencionado a cualquier animal. ¡Qué no te engañen los trucos de circo!


No pueden llegar a conclusiones complejas de comprensión por observación como resolver un problema viendo a otro individuo resolverlo. Como mucho, se pueden contagiar de la emoción o activarla individualmente ante el mismo contexto y llegar a su propia conclusión a través de las conductas naturales de las que esté dotado para conseguir, o no, su objetivo.


No pueden utilizar la intuición para construir o usar herramientas, ni mucho menos tener un pensamiento abstracto para realizar secuencias de comportamientos complejos que le permitan resolver problemas, tampoco pueden albergar sentimientos elaborados como el odio, el rencor o el amor.


Los perros poseen capacidades naturales extraordinarias, sensoriales y de colaboración, potenciadas artificialmente por la selección y el proceso de domesticación, pero que debemos tener en cuenta que ya están presentes en la especie basal de la que proceden, el lobo, y que no son un signo de inteligencia por sí mismas, sino capacidades naturales que la inteligencia del ser humano moldea y enfoca para darle una utilidad social.


Perro ajedrez

Un perro aprende por mera asociación, por acción-reacción, por causa y efecto, por

ensayo y error a través de la experiencia. Puedes dejar este aprendizaje al capricho del entorno y la suerte, o puedes anticiparte a dicho aprendizaje ambiental y fortuito, y contribuir activamente a su comprensión preparando, a modo de ejercicios, todas las situaciones a las que tu perro se enfrentará a lo largo de su vida, esto se llama adiestramiento.


Es importante conocer como aprende realmente un animal, dejando a un lado el sentimentalismo irracional y falsas expectativas que solo enturbian nuestra relación con él, conduciéndolo a la confusión y a conductas de desplazamiento que sólo intentan dar salida a su instinto y necesidades naturales.


Hoy en día me pregunto si no tenemos un problema en cuanto a como entendemos la relación con nuestros perros y al conocimiento de como cubrir sus necesidades, que parece mayormente provocado por la desconexión que sufrimos hacia la naturaleza en general y al equivocado concepto de lo que es en realidad un perro. Hay que entender que un perro tiene unas necesidades naturales que van más allá del alimento y el cariño, que no es un peluche al que acariciar y abrazar cuando sentimos desasosiego, que es un individuo y que el cariño y el afecto en cualquier relación se ganan y no se imponen, y entender que si no se ven saciadas sus expectativas y su necesidad natural (instinto) de ejercicio físico y mental a través del juego bien estructurado o de la obediencia como diversión y desarrollo de su cognición, mostrarán comportamientos erráticos por pura necesidad fisiológica debido a una incorrecta gestión de sus emociones y una relación social mal entendida y tóxica.


¿No será que pretendemos esperar lo que no se puede obtener de ciertos individuos? ¿Es esa la causa de tanto abandono? ¿Una desafortunada elección de las aptitudes y necesidades del ejemplar que esperábamos tener como compañero? ¿Una idea preconcebida muy equivocada de cómo se deberían comportar en realidad los perros? Animo a cualquiera que se encuentre en esta situación a contactar con un adiestrador debidamente formado, y comprobará que todos sus problemas tienen solución a través de la comprensión de la realidad y un correcto lenguaje compartido que ambos puedan desarrollar, pasando del vínculo afectivo infantil inicial, emocional y superficial, a un vínculo real más profundo y maduro de confianza mútua, comprensión y serenidad.


Ahora bien, los tutores del perro deben estar dispuestos a cambiar su paradigma y percepción de su relación y comunicación con el perro, para así llegar a un entendimiento y a una estructura social bien definida que aporte tranquilidad y confianza. La mayoría de problemas de convivencia se solucionan fácilmente a través de una comunicación eficaz por medio de ejercicios que cualquiera puede implementar en su relación día a día con el perro.


No es aceptable trabajar desde una perspectiva errónea de base donde prevalece la visión emocional a la científica aunque sea lo comercial o lo que el cliente quiere oír desde la falsa ética y moral actual, basada en el desconocimiento que humaniza, distorsiona y deforma la percepción del significado de las conductas y de lo que realmente le está pasando por la cabeza a nuestro perro. Esto sólo provoca confusión, que el problema se estanque o incluso empeore, y se traduce en sesiones sin fin y una pobre eficacia en el proceso de la correcta comprensión de la realidad por parte del individuo, todo ello causado por un diagnóstico inicial equivocado y la aplicación de una terapia sin base científica derivados de no querer aceptar la verdadera naturaleza del perro.


¿Nuestros perros piensan? ¡Por supuesto! Las capacidades y el proceso de asociación y la memoria que poseen son herramientas básicas del aprendizaje en cualquier animal para llegar a conclusiones en su vida, y eso es pensar. De ahí a decir que nuestros perros son muy inteligentes o mas listos de lo que realmente son es un error que sólo conduce a una interpretación errónea de sus conductas, lo que les lleva a la confusión y enrarece nuestra relación con ellos.


Perro guía

Son capaces de observar, estudiar y analizar los comportamientos y actitudes de otros individuos, pero siempre desde el prisma de pensamiento y posibilidades que les permite la biología de su especie, nunca desde el concepto que muchas personas les atribuyen a través de la humanización de sus conductas.


Aún en la línea correcta de pensamiento, muchos etólogos u otros profesionales del comportamiento confirman diagnósticos descabellados en base a conductas y contextos concretos cuando, en realidad, estas conductas innatas son activadas por la emoción, ya sea momentánea o circunstancial, y su incorrecta gestión. Conductas que, en un individuo maduro dentro de un grupo social estable y en el contexto correcto, podrían tener el significado que le quieren atribuir pero que, en un perro actual, neoténico por selección artificial y que se encuentra en un ambiente desnaturalizado y bajo una presión emocional mal gestionada, es absurdo concluir.


Lo típico de, ¿Y por qué mi perro monta a otros perros? ¿Por qué se sube con las patas a las personas?, ¿Por qué hace agujeros en la tierra?, etc. En su gran mayoría son, simplemente, una desviación de conductas instintivas para las que están preparados biológicamente, y que se activan automática e inconscientemente ante una emoción de excitación, ansiedad, nerviosismo o conflicto que todavía no saben resolver debido a esa inmadurez artificial y que surgen por la falta de un propósito natural de vida y una correcta relación social con el entorno. Se generan a través de un "botón de piloto automático" que les lleva a realizar dichas conductas, las cuales se repetirán en un futuro si se ven reforzadas positivamente a nivel instrumental y/o confirmadas a nivel emocional pero que, en principio, no tienen nada que ver con una intencionalidad o propósito concreto real más allá de disipar un exceso de energía, ni mucho menos tienen que ver con la inteligencia o el significado que le quieran dar desde una perspectiva humana. El problema de estos perros no está en la conducta en sí, sino en el entorno, la estructura familiar y su comunicación, la gestión emocional y las rutinas diarias que, claramente, no cubren las necesidades naturales del individuo. Es cuando son confirmadas, que se convierten en un problema porque el perro confunde la realidad y cree que verdaderamente funcionan para resolver el conflicto ficticio que construyó en su cabeza, instrumentalizándolas y, posteriormente, convirtiéndolas en un hábito que no es más que otro resorte automático que se activa cuando se presenta la situación detonante o cualquier situación que genere una emoción de valencia similar, llegando a generalizar la conducta y cronificando la emoción de preocupación.


En un perro maduro y estable, aunque es raro, se pueden dar conductas de desviación en momentos o en situaciones concretas y puntuales de excitación o estrés momentáneo, pero en general, las conductas que se pueden observar en estos perros forman parte de la comunicación entre congéneres, son normales, tienen una intención y un propósito claro y eficaz, y no suponen ningún problema emocional ni de comportamiento. Lo único que necesita ese perro es la comprensión y la correcta interpretación de su conducta, y un manejo adecuado al individuo por parte de su guía para desarrollar una vida normal.


No contratéis los servicios de ningún profesional que no trabaje evaluando al perro y su situación familiar en persona, o que lo evalúe en persona y luego quiera trabajar a distancia dando pautas y corrigiendo vídeos que le enviáis, será una pérdida de tiempo y de dinero, un engaño hablando alto y claro, y una vergüenza a ojos de cualquier profesional del comportamiento canino.


Conocer la explicación etológica de por qué tu perro cava contínuamente agujeros en el jardín no sirve de nada para solucionar tu problema, tu perro cava agujeros porque es una conducta natural en él, podría escarbar la madriguera de una presa para intentar alcanzarla o podría cavar para esconder alimento, pero si lo hace sin un fin concreto el problema de tu perro es que le falta estimulación ambiental, mental y estructura del tiempo. ¡Se aburre como una ostra! No puede canalizar y disipar su energía específica de acción de otra manera y, no es que no sepa o no quiera gestionar esa emoción, es que no puede sin tu ayuda.

A veces también escarban agujeros con un fin concreto, por ejemplo para acomodarse a la sombra fresquita de un árbol en verano, déjalo o habilita un lugar adecuado para tal menester, esa conducta no denota ningún problema en el animal, sólo es una molestia para ti, es una conducta normal, tú también lo harías...


Diferenciar entre etólogos, educadores y adiestradores actualmente a nivel de denominación comercial es absurdo y una mera herramienta de marketing emocional, cualquier profesional del comportamiento canino que se precie conoce perfectamente la etología de la especie, tiene en cuenta las emociones y necesidades de cada individuo, y maneja y sabe aplicar las leyes que rigen el aprendizaje animal para solucionar problemas de convivencia y educación.


Dicho todo esto, decir también que queremos a los perros igual, o más y mejor que los que les atribuyen una inteligencia superior a lo que quieren concluir algunos estudios o experimentos mal elaborados, con pobre rigor científico, parámetros de medición y muestreo insuficientes o incluso condicionados inicialmente por sesgos e ideologías que someten el proceso a los resultados y las conclusiones a las que se pretende llegar.


Los perros nos parecen seres maravillosos que nos demuestran su facilidad para el aprendizaje que hacen patente a diario en las proezas de las que son capaces de realizar gracias al vínculo, la empatía y el cariño que nos profesan. La historia del hombre y del perro no tiene igual en la naturaleza, nos parece una hazaña llena de amor, ternura y comprensión entre especies alucinante, pero para ser honestos y responsables no debemos confundir la Capacidad con la Inteligencia.

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